domingo, 12 de abril de 2015

Nisargadatta Maharaj


Las experiencias son transitorias y sujetas al tiempo, vienen y se van. Se debe ir siempre más allá y realizar lo último, o su Fuente. 

     El que habla es diferente de la charla;  la consciencia es diferente del que presencia . El estado en el que uno estaba antes de nacer en este cuerpo, ése es el estado al que uno debe aferrarse, no el estado presente de consciencia corporal. Uno debe ser consciente de su Fuente. ¿Cuál era su condición antes de que este cuerpo naciera? 

     Usted tendrá una gran variedad de experiencias, pero la relación entre su muerte y el tiempo debe ser comprendida. Finalmente, usted debe ir más allá del tiempo y el espacio. Lo permanente es la Verdad, pero debido a Maya o la ilusión (desarrollo del cuerpo–mente), nosotros somos distraídos de lo permanente. La presencia es más allá de todas las cualidades y las experiencias. Todas las experiencias están sujetas al tiempo. Sea aparte, no concernido con todas estas cosas y experiencias. La consciencia es el umbral de la presencia. 

     El estado «yo soy» tiene gran poder, y desde él ha tenido lugar la manifestación del universo. Éste es el «estado divino» que crea y sustenta el mundo. Debido a este fundamentalísimo estado «yo soy», todo se ha manifestado; después todo esto se sumerge en la presencia pura. Este universo entero con sus dioses y diosas, todo, desde Brahma a una mata de hierba, se desvanece como si nunca hubiera existido. El primer paso es ir a este «yo soy», permanecer ahí, y entonces sumergirse e ir más allá. Trate de mantener este estado «yo soy», de permanecer no concernido por los pensamientos tanto buenos como malos. 

      Si todavía se regocija con las cualidades de bueno y malo, ¿cómo puede usted ir más allá? Cuando devenga totalmente no concernido por todos los pensamientos, entonces irá más allá natural y automáticamente. 

      Todo (los cuerpos muertos, la tierra, el agua, el fuego y el aire) se sumergen en el espacio. El espacio se sumerge en la consciencia, y la consciencia se sumerge en lo Absoluto. 

       Hay millones de visiones y experiencias presentes en la semilla «yo soy», y solo siendo no concernido por ellas y abandonando el goce de ellas podemos ir más allá. Ser aparte es la llave. 

       Uno debe ir a la consciencia («yo soy»); ahí la consciencia individual desaparece. Solo cuando entramos en la consciencia del cuerpo devenimos atados de pies y manos, pero, fundamentalmente, nosotros somos libres e ilimitados. De esta presencia la respuesta o comprensión correcta viene de manera natural. El estado más descansado es este estado «yo soy», libre de todo miedo y ansiedad. El «Om» es la consciencia o «yo soy» mismo. «Yo», como un individuo, no está en el «yo soy» verdadero, pues este «yo» está presente por todas partes. Es el «yo» de «Yo soy Eso» o Ser puro solo, sin ser alguien o algo en particular. 

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