sábado, 2 de mayo de 2015

kalil Gibrán~El segundo Dios

Hemos sembrado al ser humano, 
Y con su esencia hicimos nuestra viña; 
Hemos arado el suelo, 
En la niebla rosada 
De la más temprana aurora.

Hemos cuidado el retoño 
De los tiernos sarmientos, 
Y vigilado y alimentado 
A las hojas más nuevas, 
Atravesando los años, 
Que no supieron de estaciones. 
Hemos cuidado los brotes 
De las inclemencias del Tiempo, 
Y hemos velado por que las flores crecieran sanas, 
Libres de los embates de los espíritus oscuros

Y en este momento en que nuestras viñas 
Nos han dado la uva, 
Vosotros no la acarrearéis 
hasta el lagar para colmar vuestras copas. 
Vuestras manos son más diestras 
Que otras 
Para cosechar. 
Elevados son los planes 
Que esperan apagar vuestra sed 
Con el vino.

El hombre es la comida dilecta de los dioses. 
La Gloria del hombre empieza 
Cuando las bocas divinas devoran 
Sus hálitos errabundos. 
Todo lo que sea humano 
Es absolutamente sin valor, 
Si humano sigue siendo.

La pureza de los niños 
Y el dulce apasionamiento de la juventud; 
El empuje de la virilidad de los hombres, 
La madura Sabiduría de los viejos; 
La majestad de los monarcas, 
La gloria de los guerreros, 
El reconocimiento de los poetas, 
La bondad de los idealistas, 
Y la honorabilidad de los Santos: 
Todo esto y todo lo que transporta 
En su pliegues, 
Es el alimento de los dioses.

Y solamente será pan, sin bendición, 
Hasta que los dioses lo lleven a su boca. 
Igual que la espiga muda que se convierte en un canto 
De amor, en el pico de un ruiseñor, 
De igual manera es el hombre, 
cuando está destinado 
A ser alimento divino.

En ese momento su mayor goce s
erá el ser saboreado 
Por el dios. 

Khalil Gibran

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